Atención Por Favor.

Ante todo nos dirigimos y agradecemos a todos por la ayuda que nos dan con este blog ya sean seguidores, oyentes del programa de radio y por sobre todo a todos aquellos propietarios de webs, blogs, libros y todos los lugares donde han obtenidos la información y nos han acercado a nuestro mail para que podamos publicarlas en este humilde blog, para que todas las semanas desde hace ya 7 años podamos compartir en dos emisiones las tantas historias, enigmas y misterios del universo que se van pasando de generación en generación y así reflejar esas viejas leyendas, historias, enigmas y misterios que de niños oímos mas de una vez y que nos asustaban en algunos casos como también en otras nos enseñaban a valorar y respetar esas narraciones.

Desde ya les agradezco a todos y pido disculpas si no se agrega la fuente por que muchos correos no la poseen y para no cometer errores no se agrega pero en este pequeño equipo estamos muy agradecidos para con todos. Muchísimas Gracias a todos en general por su valiosa información y por su cordial atención.

Equipo Infinito.



miércoles, 11 de marzo de 2015

El Peso De La Sabiduría

En Bagdad, la perla del Orien¬te, reinaba el glorioso califa Harun-al-Rashid, cuya fama de bueno había atravesado mares y desiertos.

Y he aquí que un día llegó a ese palacio un peregrino polvoriento, blanco de canas. Era el Sabio de la montaña que venía a besarle la punta de las babuchas.

Cuando el califa supo que su visitante era un hombre tan sabio, corrió a su encuen¬tro para abrazarlo.

—¿En qué puedo servirte, hermano? Tu fama descendió hasta mi palacio.

—También la tuya, desde tu trono, subió hasta la montaña. Dame acogida cerca de tu .corazón —imploró el viejo—. Pasé muchas noches en vela indagando el cielo estrellado. Conozco las estrellas, una por una; pero tú conoces el corazón de los hombres, que es aún más misterioso. Unamos estos conocimientos en uno solo.

En seguida el califa llamó a los doce consejeros, para que lo aceptaran entre ellos.

—La norma no lo permite —objetó uno de ellos—; estamos completos.

—Me conformaré con ser el último entre vosotros —insistió el viejo.

—¿Pero, cómo puedes ser el último si ninguno de nosotros es el primero? —replicó otro.

El soberano escuchaba. Le dolía decirle que no al buen sabio; pero también le disgustaba contrariar a los ministros. Y con lágrimas en los ojos le sonrió al erudito que debía alejar.

—Querer es poder —oyó que éste murmuraba.

Entonces se adelantó el más autoritario de los consejeros: —¡Cómo puedes decir eso! Juzga por ti mismo —manifestó. Y golpeó las manos tres veces. En seguida, silenciosamente, aparecieron los sirvientes—. Tomad la tina grande del jardín y traedla aquí al pie del trono —la orden fue ejecutada al instante—. Ahora llenadla de agua hasta el borde. Así. Y ahora traedme una taza de agua y una cucharita.

Cuando tuvo todo, tomó un poco de agua de la taza y comenzó a verter gota tras gota en la tina repleta, hasta que no cupo más y rebalsó.

—Mira —concluyó el ministro—, como tú mismo puedes ver, no hay lugar para más. No siempre querer es poder.

Entonces el viejo se levantó, recogió su atado, el bastón y, saludando con una inclinación, se dirigió a la salida.

A los lados de la puerta había dos floreros con rosas de Oriente, cuyo balsámico aroma perfumaba el aire. El viejo extendió su mano blanca y desprendió un solo pétalo que depositó sobre el agua rutilante del recipiente. El agua vibró centelleante bajo el peso de aquel pétalo leve como un suspiro, pero se contuvo. Ni una gota se derramó.

—¡Quédate, quédate! —prorrumpieron todos al unísono. Y el califa, feliz, tomándole el atado y el bastón de las manos, lo instó a que se sentara con él en la grada más alta del trono; mas el viejo retrocedió diciendo:


—¡Aquí no! Permaneceré ahí, cerca de las rosas.

La Leyenda De La Calavera

Vivió en cierta ocasión un granjero que sólo tenía un hijo, un muchacho de carácter inquieto y revoltoso, lo que le valía estar en disputa permanente con su padre. El muchacho contrajo una extraña enfermedad y murió, y su padre, enfadado con él por haber­se dejado vencer por la enfermedad, no quiso acudir al entierro.

Pasado un tiempo, murió un vecino y amigo del granjero, éste ape­nado acudió a su entierro para presentar sus respetos. Después de la ce­remonia, mientras miraba distraídamente una fosa, el granjero vio una calavera, preguntándose cómo habría sido la vida de ese difunto.

Con gran sorpresa vio cómo la calavera le comunicó que le visita­ría la noche siguiente, si luego él se comprometía a pasar otra noche con ella, a lo que el hombre accedió, lleno de curiosidad. A la vuelta se encontró con un druida y le comentó lo sucedido, éste le dijo que debía ser un sueño, puesto que las calaveras no hablaban. Ante su descreimiento, le citó para la noche siguiente en su casa, para asistir a la extraña visita.

Durante la noche siguiente, el granjero y el druida se prepararon para recibir a la calavera, se sentaron junto a una mesa, de repente lla­maron a la puerta, el granjero se apresuró a abrir, apareciendo el cráneo. La calavera se subió en la mesa y después de devorar todos los manja­res que allí había dispuestos y desapareció, mientras, tanto el granjero como el druida habían permanecido mudos por el asombro.

A pesar de no haber conversado con ella, el granjero decidió cum­plir con la palabra dada a la calavera y acudió al cementerio, allí en­contró una escalinata al lado de la tumba en donde había visto por vez primera a la calavera, sin pensárselo dos veces decidió bajar por ella.

De repente se encontró en medio de un campo en el que multitud de hombres luchaban con espadas, lanzas y hoces, algunos al verle le dije­ron que si buscaba a la calavera debía ir al campo de al lado. Al llegar allí lo que encontró fue a hombres y mujeres peleando e insultándose, una de las mujeres le indicó que si quería encontrar el cráneo debía cruzar el río y pasar a la otra orilla. El granjero obedeció y allí encontró una gran casa. En el salón descubrió un gran fuego en la chimenea, junto a una dama y una criada, la dama se paseaba de un lado a otro, y cada vez que se acercaba al fuego a calentarse, la criada la apartaba de él. La criada le indicó que para encontrar lo que buscaba que fuera hacia una puerta a la izquierda de la habitación, que pasara por ella y que allí lo hallaría.

Cuando entró en la habitación por fin encontró a la calavera, que so­lícita le preguntó si quería cenar, como el granjero estaba exhausto des­pues de tanta búsqueda asintió enérgicamente. La calavera lo acompa­ñó hasta la cocina en donde se encontraban tres mujeres pidiéndole a una de ellas que le sirviera cena, ésta cogió pan moreno y una jarra de agua y se lo sirvió al hombre, el cual, al ver tan magro alimento, desis­tió de comer. Seguidamente, el cráneo pidió a la segunda mujer que sir­viera la la cena, pero ésta lo hizo aún peor que la primera, por lo que el hombre seguía sin comer. Por fin la calavera le pidió a la tercera mujer que sirviera al granjero y ésta le sirvió una opípara cena con espléndidos vinos y alimentos. Cuando el granjero terminó de cenar, la calavera de­cidió explicarle el significado de lo que había visto, así le dijo que los hombres del primer campo estaban en perpetua lucha unos con otros por las lindes de sus tierras, por lo que habían sido castigados a luchar durante toda la eternidad. Las parejas que peleaban eran matrimonios que habían hecho lo propio en vida, y que deberían seguir haciéndolo tras su muerte. En cuanto a la señora que había en una de las habita­ciones, se había comportado tan mezquinamente con su criada, a la que ni siquiera dejaba acercarse al fuego en los días de mas frío, que ahora sufriría ella eternamente ese frío y hambre. Y las tres mujeres que ves aquí fueron un día mis tres esposas, cuando le pedía a la primera que me preparara la cena sólo me daba pan moreno y agua, cuando era la segunda la que me servía el resultado era aún peor, afortunadamen­te mi tercera esposa siempre servía un banquete digno de un rey.

A continuación la calavera mirándole lúgubremente le dijo: «Tú, en cambio, aún puedes rectificar, has sido traído hasta este lugar por no querer ir al funeral de tu hijo al estar enfadado con él, mientras acudiste presuroso al de un vecino. Para ello debes regresar ante la tumba de tu hijo y suplicar su perdón, sólo así podrás salvarte del suplicio eterno».


El granjero quedó paralizado, ya que la calavera en un susurro también le dijo: «Ten en cuenta que desde tu salida de casa han trans­currido setecientos años». Como en un sueño, el granjero fue cami­nando por el cementerio y, a pesar del tiempo transcurrido, aún pudo localizar la tumba de su hijo. Allí cayó arrodillado y entre sollozos suplicó arrepentido una y otra vez a su hijo que lo perdonara, cuan­do ya había perdido las esperanzas una mano surgió de la tumba, una mano que cogió la suya, ayudándole a llegar al cielo.

El Califa Cigüeña

Por muy pocas monedas, el califa Chasid había comprado un cofrecito que contenía un polvo negruzco y una vieja carta escrita en latín. Su primer ministro, el gran visir, le aconsejó hiciera traducir el escrito, por si se tratara de algo interesante.

La carta, traducida, decía así: “¡Oh, hombre que has encontrado este cofre, agradécele a Alá! Si aspiras este polvo y luego dices la palabra mágica MUTABOR, podrás transformarte en cualquier animal y entender su lenguaje. Luego, si quieres volver a la forma humana, no tienes más que inclinarte tres veces hacia

Oriente y repetir la palabra mágica. Pero no rías durante la transformación. Si lo haces, olvidarás la palabra y quedarás animal por siempre jamás.”

Apenas se fue el traductor, el califa y su visir hicieron grandes proyectos para divertirse cuando se transformaran en algún animal.

Con estos pensamientos salieron a caminar por la plaza, y cuando vieron en un estanque un par de cigüeñas quisieron probar los poderes del polvo mágico y, sin pensarlo dos veces,» absorbieron un poco cada uno y dijeron: MUTABOR. Al instante se transformaron en dos hermosas cigüeñas. Siguieron su camino conversando ahora en la lengua “cigüeñina”, hasta que se encontraron con dos cigüeñas de verdad y, deteniéndose a cierta distancia, escucharon lo que aquéllas conversaban :

—¿Así que hoy vas a un baile? —le dijo la que parecía más vieja a la otra.

—Sí. Por eso quiero ensayar unos pasos antes que llegue la hora. —Y sin ningún reparo se puso a dar saltitos de aquí para allá. Tan cómica resultó la bailarina, que el califa y el visir no pudieron aguantar más y soltaron la risa, asustando así a las pobrecitas, que se fueron volando.

Justo en ese momento se acordaron de que no debían reir, y por más que hicieron no pudieron recordar la palabra mágica. Cigüeñas habían querido ser y cigüeñas se quedarían.

Víctimas del hechizo, vagaron tristemente por el campo, sin saber qué hacer, hasta que un día, desde lo alto de un campanario, vieron avanzar un gran cortejo; tambores y trombones llenaban los aires con sus sones y un hombre envuelto en rico manto escarlata era vitoreado por la multitud.

—¡Viva Mizra, el señor de Bagdad! —gritaban todos.

Las dos cigüeñas se miraron y comprendieron…

—¿Entiendes ahora, gran visir, por qué hemos sido encantados? Este Mizra es el hijo de mi peor enemigo: el mago Kaschnur. Ven, vamos a la tumba del Profeta; quizá en ese lugar sagrado podamos romper el hechizo.

En la primera noche de su viaje descansaron en un castillo abandonado, que en otros tiempos debió ser muy fastuoso, pues todavía quedaban restos de su esplendor.

Ya estaban para dormirse cuando fueron sobresaltados por un llanto muy quedo que llegaba de algún lugar cercano. Allí se dirigieron cautelosamente y encontraron una lechuza, de cuyos grandes ojos resbalaban abundantes lágrimas

—¡Oh —dijo el horrible animal—, vosotros sois mi salvación! —Y les contó su triste historia. Aquella lechuza era nada menos que una princesa de la India, a quien el pérfido mago Kaschnur había transformado, porque no quiso casarse con su hijo Mizra.

Al escuchar tan triste historia, el califa se conmovió y le preguntó qué podía hacer él para desencantarla.

—Cuando me trajo aquí el horrible mago me gritó: “Así quedarás por toda la vida. Sólo podrás volver a tu estado normal si alguien te pide en matrimonio.”

El califa no vaciló ni un instante y allí mismo, sin fijarse en la fea figura de la lechuza, le ofreció desposarla.

Agradecida la lechuza, les hizo saber que a ese mismo castillo solía venir el mago Kaschnur con otros malvados como él para contarse las últimas malas acciones cometidas, y que, precisamente, esa noche, al ocultarse la luna, tendría lugar una de esas reuniones.

Guiados por la lechuza, el califa y el visir llegaron hasta una ventanita desde donde podían ver una amplia sala ricamente amueblada. Allí estaban, sentados alrededor de una mesa, todos los magos y hechiceros, regocijándose de las tremendas maldades que habían cometido en los últimos tiempos.

Kaschnur contó, a su tiempo, lo que había hecho con el califa y el visir. Todos le festejaron la hazaña y rieron aún más cuando les dijo que la palabra que se habían olvidado era nada menos que MUTABOR.

El califa y el visir se miraron y repitieron la mágica palabra inclinándose tres veces hacia Oriente. La transformación fue inmediata, y cuál no sería su sorpresa cuando, al darse vuelta para agradecer a la lechuza el favor que les había hecho, vieron maravillados a una hermosa doncella…


Cuando el pueblo se enteró de la maldad de Kaschnur y del usurpador Mizra los desterró y devolvieron el poder al buen califa y al gran visir. Tres días después Chasid contraía enlace con la princesa hindú, en medio de la alegría de toda la nación.

lunes, 9 de marzo de 2015

La Bruja de Blair

Durante el mes de febrero del año 1785, en el pueblo llamado Blair (Maryland, Estados Unidos), unos niños denunciaron que una anciana del lugar, llamada Elly Kedward, los había engañado para que fuesen a su casa, donde procedió a extraerles sangre. Los niños denunciaron el hecho en cuanto tuvieron contacto con sus padres, y ellos hicieron lo propio ante las autoridades del lugar.

Ante la evidencia (las heridas de los niños), los habitantes de Blair reaccionaron con asombrosa rapidez: de acuerdo con las normas y leyes del lugar, la expulsaron del pueblo, aunque de una forma muy sádica: Kedward fue atada a una pequeña carretilla, y en ella fue empujada hasta los bosques del lugar, para luego ser abandonada a su suerte en un invierno que fue especialmente crudo. Los lugareños dieron por hecho que la supuesta bruja habría muerto de frío, hambre, o de alguna otra forma, por lo que no se preocuparon demasiado, cometiendo un error fatal.

En noviembre de 1786, más de un año después del abandono de Elly Kedward, la hija del magistrado de Blair desapareció sin dejar rastros durante la primera noche en que nevó. Una semana más tarde, sucedió lo mismo con el principal acusador de Kedward. Pero eso no fue todo, sino que, para el final del invierno, casi la mitad de los niños del pueblo habían desaparecido misteriosamente, incluyendo a todos los que denunciaron a la bruja. Temiendo una maldición, gran parte de los habitantes de Blair huyeron en cuanto mejoró el tiempo y juraron no volver a pronunciar el nombre de Elly Kedward.

En noviembre de 1809 se publica el libro titulado El Culto a la Bruja de Blair. Es una historia de ficción barata en cuanto a calidad, en la que se cuenta la historia de un pueblo llamado Blair que se encuentra bajo la maldición de una bruja llamada Elly Kedward. Según el libro, la bruja es cazada y quemada por sus crímenes.

En 1824 se funda Burkittsville, sobre el antiguo asentamiento de Blair, aunque ninguno de sus fundadores conocen la antigua historia del lugar. No hubo indicios de brujería hasta agosto de 1825: una decena de vecinos de Burkittsville aseguran que del río que cruza la localidad sale una mano de una mujer extremadamente pálida. La gente comienza a investigar pero la mano desaparece misteriosamente; sin embargo, nadie puede evitar que Eilleen Treacle, una niña de diez años, se sumergiera en el río. Nadie jamás volvió a verla, pero desde su desaparición, el arrollo se vio obstruido por una increíble cantidad de ramas grasientas que afectaban la potabilidad y pureza del agua. Un lugareño muere al poco tiempo, pero su defunción se atribuye a la contaminación del río.
Mucho tiempo después, en marzo de 1886, desaparece una niña de ocho años llamada Ravin Weaver. Varios equipos de salvamento son enviados a buscarla. Ravin regresa, pero no sucede lo mismo con uno de los grupos de rescate. Pocas semanas después los cuerpos de aquel grupo son encontrados en un lugar llamado Coffin Rock. Los cadáveres estaban atados entre sí en forma pentagonal, y todos habían sido brutalmente destripados.

Pero no hubo otro suceso misterioso hasta más de cincuenta años después: siete niños desaparecen entre noviembre de 1940 y marzo de 1941. Ese mismo mes, un ermitaño llamado Rustin Parr acude al mercado del pueblo y grita “por fin he terminado“. Nadie pudo descifrar el significado de estas palabras en el momento, ni sonsacar más información a Parr, hasta que la policía del lugar es llevada por él mismo hasta su cabaña, donde Parr aseguraba que entenderían todo. Después de cuatro horas de caminata por el bosque (el mismo en el cual había sido abandonada Elly Kedward) llegan a la cabaña de Parr, descubriendo allí los cadáveres de los siete niños, colocados en siete tumbas. Tras exhumar los cuerpos, se descubren símbolos de violencia, y algunos se hallaban destripados, como si su asesinato hubiese formado parte de un ritual diabólico. Parr es condenado por el asesinato de los siete niños, aunque éste jamás abandona su explicación: dice que podía escuchar una voz en su mente, la voz de una anciana, que lo dirigió en todo momento. Parr es ejecutado en la horca.

La gente del lugar cuenta que Parr, una vez secuestrados los niños, los llevaba de a dos al sótano de la cabaña. Allí, colocaba uno en un rincón, porque no podía soportar sus miradas. Mataba al que estaba junto a él, y luego hacía lo propio con el que se encontraba en el rincón.




En octubre de 1994, un grupo de cineastas se muestra interesado en esta leyenda urbana, decidiendo hacer un documental para investigar su veracidad. Sus nombres son Heather Donahue, Joshua Leonard y Michael Williams. En su afán por recolectar la mayor cantidad de información posible, deciden entrevistar a los habitantes de Burkittsville, entre los cuales se encuentra Mary Brown: una anciana que es tomada por loca en esa población. Brown asegura que un día, mientras observaba el cielo recostada en un montón de hojas del bosque, sintió una extraña presencia junto a ella. Cuenta que pudo ver a una extraña mujer totalmente cubierta de pelo, resultado de una mezcla entre un humano y una bestia. Brown asegura que la mujer en cuestión era Elly Kedward, la bruja de Blair.
El 21 de octubre, los tres cineastas se adentran en el bosque del lugar con el objetivo de encontrar Coffin Rock, el lugar donde se realizó la extraña masacre de un grupo de rescate.

Los estudiantes de cine debían de haber regresado el día 23; sin embargo, llegó el 25 de octubre, y no hubo ningún rastro de ellos. Las autoridades encuentran el coche de Joshua Leonard al borde de la carretera. Un día después, los familiares de los desaparecidos denuncian la situación. La policía del estado de Maryland se encarga de la búsqueda, acción que es llevada a cabo durante tres días por un total de cien hombres, aunque no encuentran rastros de ellos.

El 16 de octubre de 1995, un estudiante de antropología encuentra varios elementos de filmación que, supieron después de ver las cintas, fueron utilizados por los tres cineastas para realizar el documental. Las cosas estaban enterradas bajo una vieja cabaña; la misma en la que habían matado a los siete niños. No hay rastro de los cuerpos de los estudiantes.

La policía ve las cintas de filmación y determina que, en efecto, pertenecieron al grupo de estudiantes de cine. Realizaron una recopilación de algunas escenas de ellas, que fueron entregadas a los familiares. Sin embargo, la investigación no avanza, por supuesta falta de pruebas. Un año más tarde se hace publico un segundo fragmento de la filmación, pero la investigación sigue sin avanzar.
Finalmente, el caso se da por cerrado. Las familias reciben la totalidad de las filmaciones, pero los cuerpos de Heather Donahue, Joshua Leonard y Michael Williams jamás fueron encontrados.

La Leyenda de Ichilok, El Cuarto Rey Mago

Erase una vez una historia que se hizo célebre. Es la historia de un niño llamado Jesús que nació en un establo en Belén. Se cuenta que, en el momento de su nacimiento, una estrella se iluminó en el cielo y que tres reyes –Melchor, Gaspar y Baltasar– vieron esa señal.

Los Reyes Magos se pusieron en marcha, guiados por la Estrella, y llegaron, montados en camellos, con las manos llenas de los regalos más preciosos para el Niño Jesús. Pero se cuenta también que lejos, muy lejos de Belén, vivía un cuarto Rey Mago.
Se llamaba Ichilok y tenía la piel roja, pues era un viejo indio de América.

Aunque su país sea todavía desconocido al otro lado de la Tierra, Ichilok también leía en el cielo, también él vio la Estrella, también él supo que tenía que seguirla.

Así pues, hizo el equipaje y se llevó todo lo que encontró de más valor para regalar: escogió unas plumas con reflejos de arco iris, dos magníficos cristales verdes llamados esmeraldas, dos grandes pepitas de oro, preciosas, un cuenco de agua de manantial de una pureza extraordinaria, un espejo de plata… A estos tesoros, añadió, porque la encontraba muy bella, una sencilla rama adornada con una asombrosa pina de color dorado.

—¡Qué extraños regalos vas a ofrecer! —le dijo su amigo Patchlok, prendido—. ¿Acaso no mezclas objetos preciosos y objetos muy sencillos?

—Amigo —respondió Ichilok—, nuestros antepasados nos enseñaron que las cosas más simples son a veces las más preciosas. ¿Lo habías olvidado? Y ahora, debo irme. Hasta pronto.

—¡Ichilok, ese viaje va a ser largo y difícil! —le dijo Patchlok en voz alta—. Deja que te acompañe.
Pero Ichilok fue inflexible: pensaba ir solo, y dejarse guiar por la Estrella.

El anciano se puso en marcha hacia Oriente. Se fue contento, con paso ligero, llena de canciones la cabeza; y empezó a descender la montaña. Con la alegría, no distinguió al puma que le seguía discretamente. Ágil y silencioso, el animal espiaba el menor de sus gestos.

Cuando Ichilok se hubo alejado de las últimas casas, el puma se abalanzó sobre él y le clavó las garras. En estado de choc, el hombre lanzó un grito y cayó al suelo. El felino rugió:

—No te muevas, hombre, o te mato inmediatamente. Estás muy delgado, pero mis hijos tienen hambre y mi compañera no puede alimentarlos…

—¿Por qué no puede alimentarlos tu compañera? —preguntó tranquilamente Ichilok desempolvándose el abrigo.

—¡Ay! —respondió con tristeza el puma—, ya no puede cazar porque no ve. Unos cazadores intentaron matarla y la hirieron en los ojos. Ocurrió hace tres días. Por esto no tengo alternativa, vas a servir de comida a nuestros hijos.

—¡Eh, no tan rápido! —protestó Ichilok—. Yo no he hecho nada. Y, además, cuando me hayáis comido, ¿qué os va a quedar? ¿Cómo vas a alimentar a tus pequeños?
El puma no supo qué responder. Ichilok se levantó majestuosamente:

—Yo soy un Rey Mago —dijo con soberbia—. Y quien dice mago, dice algo mágico. Llévame inmediatamente a donde está tu compañera y veré qué puedo hacer.

El felino condujo a Ichilok hasta su guarida. Allí, los tres cachorros jugaban alrededor de su madre. Ichilok se inclinó sobre ella y delicadamente examinó sus ojos inyectados de sangre. La compañera del puma permitió que la observara.

—Creo que tengo lo que necesitas para curarte —dijo Ichilok suspirando, mientras se enderezaba—, pero en el tiempo que tarde en curarte, el niño que voy a ver ya habrá crecido.
El hombre reflexionó un momento y añadió:

—Aunque no pienso dejarte así.

Hurgó en su bolsa, suspiró de nuevo, y cogió las dos esmeraldas que pensaba regalar al niño.

—Soy mago, confía en mí —dijo al puma.

Y, como por arte de magia, sustituyó los dos ojos heridos por las dos piedras preciosas.
—Soy mago, ¡mírame!

La compañera del puma lo miró con sus dos pupilas sorprendentemente verdes: volvía a ver perfectamente. El mago le había ofrecido el más precioso de los regalos.

Satisfecho, Ichilok emprendió de nuevo la marcha hacia Oriente. Le quedaban todavía las plumas con reflejos de arco iris, dos bellas y grandes pepitas de oro, un cuenco de agua de fuente de una pureza extraordinaria, un espejo de plata… y, porque la consideraba bonita, una sencilla rama adornada con una sorprendente pina dorada.

Su trayecto le condujo a través de la selva virgen. El anciano cantaba en honor del niño que iba a visitar, y no se dio cuenta de que un loro le seguía con un aire triste.

Al caer la noche, Ichilok se detuvo para encender una hoguera. El loro se colgó de una rama y también él se puso a cantar la canción del indio.

—Cantas bien, pero ¿por qué estás tan triste? —le preguntó el mago levantando la cabeza.

—Mírame, ¿no ves que soy feo y desplumado? ¿Cómo puedo atreverme a presentarme ante los demás, yo que antes era tan bello?

—¿Qué te ha ocurrido? —le preguntó Ichilok.

—Yo era bello y estaba tan orgulloso de mi plumaje multicolor que fui a cantar cerca del pueblo. Allí, los niños me cazaron y me arrancaron las plumas. Finalmente, conseguí escapar, pero mírame ahora, estoy prácticamente desnudo.

—Creo que tengo lo que necesitas —dijo Ichilok suspirando—, pero en el tiempo que tarde en curarte, el niño que debo ir a ver ya habrá crecido.

El hombre reflexionó un momento, y luego añadió:

—De todas formas, no voy a dejarte así.

Buscó en su saco, suspiró una vez más, y cogió las plumas con reflejos de arco iris que pensaba regalar al niño.

—Soy mago, confía en mí —dijo al loro.

Y, como por arte de magia, sustituyó las que le faltaban por las magníficas plumas que había sacado de su saco. —Soy mago, ¡vuela!

El loro revoleteó alrededor de Ichilok cantando alegremente, y dio las gracias al indio por el maravilloso regalo que acababa de hacerle.

Satisfecho, Ichilok reemprendió su ruta hacia Oriente. Todavía le quedaban para regalar dos bellas y grandes pepitas de oro, un cuenco de agua de fuente de una pureza extraordinaria, un espejo de plata… y, ya que la encontraba bonita, una sencilla rama con una extraña pina de color dorado.

El anciano llegó a orillas del mar. Allí, se encontró con un marino que aceptó llevarle lejos, hacia Oriente, donde encontraría al niño al que quería dar sus regalos. Ichilok subió al barco sin fijarse en un hombre que se había deslizado furtivamente bajo su cama.

Unas horas más tarde, Ichilok oyó unos gemidos y descubrió a un hombre que temblaba de miedo.
—¿Quién eres y qué haces aquí? —preguntó con calma el mago.

—Me escondo, porque si me encuentran ¡me matarán! No diga que estoy aquí, por favor —le suplicó el hombre antes de desvanecerse.
Ichilok movió la cabeza.

—Sin duda, el pobre no debe de haber bebido nada desde que partió. Creo que tengo lo que necesita —suspiró, pero en el tiempo que tarde en curarle, el niño que debo ir a ver ya habrá crecido.

Ichilok reflexionó un momento y añadió:

—¡Vamos! No voy a dejarlo así.

Hurgó en su bolsa, suspiró una vez más y sacó el cuenco de agua de manantial de una pureza extraordinaria que pretendía regalar al niño.

—Soy mago, confía en mí —dijo al hombre, ayudándole a beber.

Y algunas gotas del agua maravillosa fluyeron hasta su garganta.

—Soy mago, ¡despierta!
Y, como por arte de magia, el hombre recobró el sentido y dio las gracias a Ichilok por su gran generosidad.

Cuando atracaron, Ichilok, satisfecho, siguió su ruta hacia Oriente. Le quedaban todavía para regalar dos bellas y grandes pepitas de oro, un espejo de plata… y, porque la encontraba muy bonita, una simple rama adornada con una extraña pina dorada.

Ichilok atravesó ciudades, pueblos, desiertos, montañas. En un pueblo, vio a una anciana que lloraba en el umbral de su puerta.

—¿Qué te ocurre, mujer, por qué lloras así?

—¡Ay! —exclamó ella—. Soy tan vieja que no me atrevo a mirarme al espejo de lo fea que soy.

—Tu espíritu es tranquilo y honesto; eres buena y generosa. Ahí reside la verdadera belleza —le dijo Ichilok para tranquilizarla.

—¿Por qué estás seguro de lo que dices? Esta belleza no se ve —respondió la anciana.
Ichilok sonrió.

—Creo que tengo lo que necesitas —dijo suspirando—, pero en el tiempo que tarde en ocuparme de ti, el niño que tengo que ir a ver ya habrá crecido.

El hombre reflexionó un momento, y añadió:

—Pero no voy a dejarte así.

Buscó en su saco, suspiró una vez más y extrajo el espejo de plata que pensaba regalar al niño.
—Soy mago, ten confianza en mí —dijo a la mujer.

Y le dio el espejo de plata.

—¡Mira la belleza de tu corazón!

La mujer cogió el espejo y, como por arte de magia, se vio hermosa. Dio las gracias a Ichilok con expresividad.

En aquel mismo instante, se oyeron unos gritos. Eran de una niña que era arrastrada por dos hombres y que se resistía.

—¡Soltadme! ¡Soltadme! —suplicaba.

—¿Qué ha hecho? —preguntó Ichilok a los dos hombres.

—La bribona nos ha robado pan, ¡he aquí lo que ha hecho! —gritó uno de ellos—. ¡Prisión para la ladrona!
Ichilok sonrió pacientemente.

—No hay duda de que la pobre pequeña tenía hambre. Creo que tengo lo que necesita —suspiró—, pero en el tiempo que tarde en ocuparme de ella, el niño que voy a ver ya habrá crecido.

El anciano indio reflexionó un momento y añadió:

—Pero no voy a dejarla así.

Hurgó en su saco, suspiró una vez más, y sacó de él las dos bellas y grandes pepitas de oro que pensaba regalar al niño.

—Soy mago, con esto os devuelvo lo que esta pequeña os ha quitado para comer —dijo a los hombres, que se marcharon satisfechos de haber sido recompensados con creces por su pan.

Y la pequeña quedó en libertad. Ichilok le dijo:

—Soy mago. Llévame al establo donde el niño espera mis regalos. Ay, no me queda más que una sencilla rama adornada con una extraña pina de color dorado. Pero al menos voy a ofrecerle este regalo.

Y contó su viaje a la anciana y a la pequeña.

—Conozco al niño al que te refieres —le dijo la mujer—. Este niño ha crecido, su familia y él se fueron hace ya unos años. Has hecho un largo viaje, tu barba es ahora larga y blanca. Pero no has recorrido el camino en vano: ¡Fíjate en la cantidad de regalos maravillosos que has ofrecido, fíjate en lo felices que les has hecho! Sigue, Ichilok, sigue. Ve a dar lo que tienes a los que lo necesitan. Y quien sabe si dando regalos a todos los niños de la Tierra, un día encontrarás al niño que estás buscando…

Enriquecido con la sabiduría de la mujer, Ichilok regresó a su país. Allí vio que la gente pasaba hambre. Suspiró y sonriendo, dijo:

—Creo que tengo lo que necesitan. ¡No puedo dejarlos así!

Buscó en su saco, suspiró una vez más, y extrajo una rama adornada con una extraña pina de color dorado que pensaba regalar al niño.

—Soy mago; he aquí con qué alimentar a los que tienen hambre.

Plantó la extraña pina dorada con una forma absolutamente perfecta, y desde entonces, cada año, crece maíz y da a los hombres sus espigas doradas y les protege del hambre.


Pero el viejo indio de la barba blanca no se detuvo ahí… Cada año, en Navidad, cuando todos celebran el nacimiento del Niño Jesús y el viaje de los Reyes Magos, Ichilok, el cuarto Rey Mago, sigue discretamente dando regalos a quienes los necesitan.

Gilgamesh

Hijo de un lillu (demonio) y de Aruru se le consideró dos tercios dios y un tercio humano. Su epopeya nos presenta a Gilgamesh como un rey tirano que tiene subyugado a su pueblo.

Anu (dios supremo) y Aruru cogieron arcilla y modelaron a Endiku, un salvaje que igualaba a Gilgamesh y que se dedicaba a proteger a las fieras de cepos y cazadores. Cuando Gilgamesh se entera de su existencia le envía una mujer para que conozca los placeres amatorios con el fin de atraerlo hacia Uruk. Tras seis días y siete noches, Endiku emprende el camino a dicha ciudad, y durante el camino se va enterando de lo que piensa el pueblo acerca del soberano (explotación, abuso de poder, derecho de pernada…). Cuando llega a la ciudad, el enfrentamiento es ya inevitable. Tras una larga lucha el combate termina en amistad y admiración mutua.

Los nuevos amigos proyectan enfrentarse a Humbaba -gigante que vive en el bosque de los cedros, cuyo grito es el arma de la inundación, su palabra fuego y su aliento es la muerte-, con ayuda de una ofrenda de humo al dios Shamash y la negativa del Consejo de ancianos. Cuando llegan al bosque aprovechan que el monstruo sólo tiene puesta una capa divina, habitualmente llevaba siete, y se lanzan contra él, decapitándolo y sumergiendo su cabeza en el río Eufrates para llevarlo a Nippur. Endiku es quien le asesta el golpe mortal. El bosque todavía llora la muerte de su guardián.

Para celebrar la victoria, Gilgamesh se viste con sus mejores atavíos conquistando a la diosa Ishtar enamorada de su belleza. Esta intenta seducirlo, ofreciéndole toda serie de parabienes pero Gilgamesh la desdeña. Ella, abatida, monta en cólera y crea «el Toro Celeste» para que dé muerte al héroe. Cada vez que el toro bufa se abren simas que se tragan a cientos de personas. Nuevamente interviene Endiku, coge el toro por los cuernos, lo domina y da muerte arrancándole las entrañas. Gilgamesh ordena fabricar vasos oferentes a Lugalbanda, su dios tutelar, con los cuernos del toro y los dos amigos se bañan en el río Eufrates para celebrarlo.

A través de los sueños Endiku sabe que han despreciado a los poderes celestiales matando a Humbaba, al Toro Celeste y por la ofensa a la diosa Ishtar. Esto provoca la muerte y enfermedad de Endiku, bajando a los infiernos, morada de Irkalla, conducido por un extraño ser con garras de águila y zarpas de león.

Gilgamesh, aterrorizado, llora la muerte de su amigo y pretende encontrar la inmortalidad buscando a Utnapishtim -quien sobrevivió al diluvio universal, gracias a Ea, y conoce el secreto de la vida eterna- en los montes Mashu, donde le esperan los hombres-es corpión, guardianes del camino del sol. Pese a ser un itinerario no transitado por mortales, él consigue llegar al paraíso terrestre. Allí encuentra a Siduri quien le recomienda que se aproveche de los placeres de la vida de mortal porque nunca va a conseguir la inmortalidad. No obstante, le indica el camino a seguir: ha de atravesar, ineludiblemente, las «aguas de la muerte». Gilgamesh consigue ser transportado en dichas aguas por el barquero de Utnapishtim y éste le castiga con un insomnio durante siete días y siete noches (período diluviano) como primera prueba, pero nuestro héroe no resiste. Concluye que la inmortalidad es imposible, porque no es patrimonio de los humanos y que la muerte está decidida de antemano por los dioses.


Cuando Gilgamesh regresa a Uruk derriba un árbol (morada de una serpiente, un águila y un buho) para fabricar un trono y un lecho a Inanna-Ishtar. La diosa prefiere fabricar un tambor con dicha madera y se lo regala al propio Gilgamesh. El tambor cae accidentalmente a los infiernos y Gilgamesh implora a todos los dioses poder comunicarse con su gran amigo Enkidu. Nergal, dios de los Infiernos, conmovido le permitió salir por un agujero abierto en la tierra para conversar con él unos breves instantes, quien dará cuenta a Gigamesh de la triste condición de los muertos.

sábado, 7 de marzo de 2015

¿Cuál Es El Misterio De Vaadhoo Y Otras Playas Que Brillan En La Oscuridad?

Lo que ocurre en esta playa (Vaadhoo), no es ningún hecho misterioso, solo se trata de un fenómeno natural conocido como Bioluminiscencia en la que el planctón tiene mucho que ver al ser el responsable de esta maravilla también conocida como "Mar De Estrellas". Te invito a leer este reporte que también incluye otros destinos turísticos alrededor del mundo

Te imaginas lo que seria tener el cielo en la tierra. Pues algo parecido es lo que ocurre en las islas Maldivas donde tiene lugar uno de los fenómenos más fascinantes. En concreto, en la deshabitada playa Vaadhoo, un paraje paradisiaco en el que cada noche tiene lugar un espectáculo singular de luz conocido como el «mar de estrellas».

Cómo Es Posible EL Mar De Estrellas, Bioluminiscencia, Cuál Es El Misterio?

Hoy como que estoy inspirado, solo piensas en un paseo romántico de noche por esta fabulosa playa (Vaadhoo), el caminar junto a un mar de estrellas. Cualquiera que tenga la oportunidad de presenciarlo, no creerá lo que ve: el mar es capaz de plagarse de pequeñas luces que bailan al son de las olas. ¿Cómo es posible?, Cuál Es El Misterio?.

Este fenómeno natural se debe a la bioluminiscencia, es decir, a la capacidad que tienen ciertos organismos vivos de producir luz. En este caso, la playa Vaadhoo brilla en la oscuridad debido al fitoplancton cuando es perturbado por el oxígeno. Así, estos seres vivos de origen vegetal responden de esta manera cuando son movidos por el mar y entran en contacto con el oxígeno.

Vaadhoo, No Es La Unica Playa Que Brilla En La Oscuridad

El fenómeno de la bioluminiscencia no es único en este enclave. La Laguna Grande de Puerto Rico es otro de los lugares de referencia en el que se puede presenciar. En tres de sus bahías, los turistas pueden observar cómo cualquier movimiento en el agua hace que unos microorganismos llamados dinoflagelados emitan luz e iluminen todo lo que tocan, incluso la mano de quien la sumerge en el agua.

En las playas de Mosquito Bay, Fajardo y la Parguera los turistas pueden observar cómo cualquier movimiento en el agua hace que unos microorganismos llamados dinoflagelados emitan luz e iluminen todo lo que tocan, incluso la mano de quien la sumerge en el agua.

Destinos Turísticos Con Bioluminiscencia

México, Laguna de Manialtepec

En esta laguna cerca de Puerto Escondido, en Oaxaca, ofrecen tours en kayak por las noches en los que sorprenden las luces fluorescentes que se "prenden" al contacto de los remos y al surcar el agua con el kayak.

México, Playas de Campeche

A 15 kilómetros de la ciudad de Campeche hay algunas playas, como la playa de Tortuguero, en las que se puede ver cómo al agitar la mano bajo la superficie del agua se encienden destellos de luz plateados, verdes o azules que a veces son tan brillantes que iluminan a los peces que nadan alrededor.

Puerto Rico, Bahía Mosquito

En esta bahía de Mosquito hay una concentración altísima de los dichosos animalitos que brillan, así que en ella se puede vivir un espectáculo particularmente impresionante. Mientras más bichitos brillantes, más luces se ven.

Australia, Lagos de Gippsland

Hace sólo algunos años, en el 2008, un fotógrafo australiano estuvo presente en un fenómeno asombroso que ocurrió cuando se junto una cantidad inusual de Noctiluca scintillans, uno de los microogranismos más conocidos por sus brillantes características. Este lago, que usualmente se ilumina gracias a estos dinoflagelados, se tornó de un azul neón intenso poco común.

Cabe hacer la mención de que en todos estos lugares, los recorridos se hacen respetando el ecosistema y procurando afectarlo en la menor manera posible, para que más adelante sigamos disfrutando de este espectáculo nocturno. ¿Tú conoces algún otro que valga la pena visitar?.

Si conoces algún lugar tan fascinante como estos, danos esa información, espero te halla gustado el post: Playa Vaadhoo: "Mar De Estrellas, Bioluminiscencia, Cuál Es El Misterio?", si es así comenta y comparte: Cual Es El Misterio de Vaadhoo y Otras Playas Que Brillan En La Oscuridad.

¿El Espacio Es Infinito?

Un gran interrogante es si existe un limite tanto en lo mas pequeño como en lo mas grande.

Pensemos un momento , que tengo poderes sobrenaturales y tengo la capacidad de tener un zoom infinito . Primero observo mi brazo voy aplicando el zoom y empiezo a ver células , me meto en una y veo su núcleo , luego la cadena de ADN , me meto en un átomo que compone a la misma , luego me meto en un Protón , luego en sus Quarks (y hasta acá llegamos con lo que esta comprobado científicamente que existe) , si me meto en un Quark , ¿seguiran habiendo subpartículas? (Hay una hipótesis que los Quarks tienen subparticulas llamadas Preones) si la respuesta es si y me hago esta pregunta siempre que encuentre mas subparticulas , ¿Tendre que hacerme la pregunta infinitas veces? o llegara un momento donde una subpartícula este compuesta de nada o que tenga una caracteristica diferente a las demas y por lo tanto una explicacion que no nos podriamos imaginar actualmente que ponga un limite en el espacio
Y porque no pensar que llega un punto que ya no se puede usar zoom porque el espacio es finito sin necesidad de una curvatura gravitatoria o por estar encerrados en una burbuja.

Lo mismo pasa de forma inversa , en estos últimos tiempos hay una fuerte teoría de que existen Multiuniversos
Y quien sabe , tal vez esos Multiuniversos esten adentro de algo mucho mas grande que los contiene y asi sucesivamente.


El Misterio De La Gravedad

Aunque no parezca , la gravedad es un gran misterio .A nivel masivo (planetas / estrellas / galaxias) parece que no tiene mucho misterio , y que practicamente es la fuerza lider del universo , pero a nivel cuántico es un gran misterio , ya que la interacción (influencia) que ejerce sobre las partículas atómicas es extremadamente debil en comparacion con las otras 3 interacciones fundamentales (interacción nuclear fuerte, interacción nuclear débil, interacción electromagnética) , se estima que es 1040 veces mas debil que la interaccion electromagnetica , pero a nivel masivo tienen fuerzas casi parecidas.

La gravedad es uno de los culpables por lo cual no se pueden unificar las 2 leyes mas confiables que existen en el campo científico , la Teoría de la Relatividad de Einstein (como funciona el universo en grandes escalas) y la mecánica cuántica (en escalas atomicas)

Otros datos de la gravedad que generan misterio :

- Todavía no se encontro la hipotética partícula subátomica que es la responsable de ejercer la gravedad , que es llamada graviton , se especula que la misma puede encontrarse en otra dimension desconocida y por lo tanto la gravedad este en otra dimensión.

- Es la unica fuerza que no tiene reaccion opuesta , la gravedad solo atrae . Aunque este item en la actualidad esta siendo debatido , ya que la energia oscura que ejerce gravedad parece ser la responsable de que el universo se expanda mas rapido que lo normal

Desde ya , con todos estos enigmas , no se pudo armar una buena teoría universal sobre la gravedad


jueves, 5 de marzo de 2015

Gilles De Rais: El Mariscal Negro

Gilles de Laval, barón de Rais, nació en noviembre de 1404 en la Torre Negra del castillo de Champtocé, en Anjou (Francia). Sus padres, el noble Guy II de Laval y la dama Marie de Croan, provenían de los más rancios linajes franceses, poseyendo ambos grandes fortunas que se vieron incrementadas tras su unión. Por lo tanto, era el descendiente de una de las familias más poderosas y ricas de Francia y desde muy temprana edad recibió una esmerada formación intelectual y militar.

Apenas cumplidos los 10 años, sufrió la pérdida de su progenitor y su madre contrajo de nuevo matrimonio, quedando junto con su hermano pequeño René, bajo la tutela de su abuelo materno. A los 11 años se convirtió en el heredero de una de las mayores fortunas de toda Europa, que se incrementó, al casarse cinco años después (16 años) con su prima inmensamente rica, Catalina de Thouars. De esta unión nacería en 1429 Marie, su única hija. Cumplidos los 20 años entra a formar parte como militar al servicio del Delfín Carlos, primogénito de Carlos VI de Francia e interviene activamente en el sangriento conflicto enmarcado en la Guerra de los Cien Años, que enfrentó al propio Delfín, con Enrique VI de Inglaterra, en su lucha por alcanzar el sitial francés.

En 1429, Gilles fue testigo de la llegada a Chinón de una doncella de apenas 17 años, con la exigencia de entrevistarse con el Delfín. Aseguraba ser la enviada de Dios para derrotar a las tropas inglesas que acampaban cerca de Orleáns y colocarlo a él en el trono de Francia. Aunque la mayoría pensaba que la joven estaba loca, consciente de los peligros que había eludido durante el viaje, él decidió ponerla a prueba. El Delfín hizo sentar a uno de sus pajes en el trono y él se vistió con sus ropas, pero la muchacha le reconoció y este acabó creyéndola.

Carlos VII ordenó a Gilles de Rais que acompañara a la Doncella de Orleáns. Gilles luchó codo con codo junto a Juana de Arco, dando muestras de inconmensurable valor en Orleáns y Patay, derrotando a los ingleses y convirtiendo a ambos en héroes nacionales. El día de la coronación del Delfín a Gilles de Rais le fue concedido el honor de ser el depositario del óleo sagrado con el que el rey fue ungido, y una vez coronado como nuevo monarca, fue nombrado Mariscal de Francia y le fue permitido incluir la Flor de Lis en su escudo de armas.

Pero tras la muerte de Juana de Arco en 1430, acusada de brujería y de estar poseída por el diablo, Gilles se recluyó en sus posesiones de Marchecoul donde, rodeado de una guardia de 200 caballeros comienza a dilapidar toda su fortuna en grandes fiestas y absurdas extravagancias. Así nos lo cuenta la historia. Casi en ruina, intenta recuperar sus riquezas mediante la obtención de la "piedra filosofal". Conoce a Francesco Prelatti, sacerdote que había colgado los hábitos, que le adentra en el mundo de la magia negra y el pacto con el diablo, que le convence de la necesidad del derramamiento de sangre inocente para conseguir los favores del maligno.

El 13 de septiembre de 1440 fue arrestado y acusado de la muerte de entre 140 y 200 niños en el transcurso de ritos satánicos. En la mañana del 26 de octubre de 1440 fue ejecutado en compañía de dos de sus caballeros. Una vez ahorcado su cuerpo fue pasto de las llamas. Accediendo a las súplicas de algunos de sus parientes y amigos, sus restos, parcialmente quemados, fueron retirados de la hoguera y enterrados en la Iglesia de Notre-Dame du Carmel en Nantes.


EL ENVÉS DE LA TRAMA

Según nos relata el Dr. Serge Raynaud de la Ferriere, Gilles de Rais había estudiado Alquimia con Sille, cura de Saint Malo. Todo y así, se dio cuenta de que sus conocimientos no eran los suficientes y buscó un alquimista: encontrándolo a mediados de 1438 en Florencia. Este alquimista, el sacerdote Franceso Prelatti, era poseedor de profundos estudios religiosos y había recibido la tonsura por parte del Obispo de Arezzo. Se dedicaba a la geomancia y poseía profundos conocimientos de Alquimia, adquiridos gracias a su maestro, el médico florentino Juan de Fontanel.



Por otro lado, Salomón Reinach, en su obra de 1912, "Cultos, Mitos y Religiones", plantea el hecho de que no existió ninguna víctima y todo se debió a un complot muy bien urdido por parte de la iglesia y la nobleza. Lo que está claro es que Gilles de Rais, el Mariscal Negro, confesó bajo la tortura inquisitorial. Fue acusado de herético, conjurador de demonios, crimen y vicios contra la naturaleza, sodomía, sacrilegio y violación de inmunidades de la "santa iglesia", y que además, había ofrecido a un demonio llamado Barón, los ojos y la sangre de un muchacho para conseguir sus favores.  

Juan De Jerusalén: El Profeta Templario

Muy poco nos cuenta la historia de este enigmático personaje. Sabemos que nació en las cercanías de la población de Vézelay, en la región francesa de la Borgoña, en 1042 y falleció en el año 1119 a los 77 años de edad. Juan de Jerusalén, también conocido como Jean de Vézelay, iniciado en las artes astrológicas, alquímicas y esotéricas, sobre el año 1099, durante su estancia en Jerusalén, mantuvo constantes encuentros secretos con grandes ocultistas e iniciados, místicos y cabalistas; tanto hebreos como musulmanes.

Más tarde formó parte de los nueve caballeros franceses que, en 1118, fundaron la Orden del Temple. Antes, en los albores del año 1110, escribiría unos manuscritos repletos de alusiones con tintes proféticos. Incluso, se plantea la posibilidad de que el conocido médico, astrólogo y profeta, también de origen francés, Michel de Notre-Dame (Nostradamus), se inspirara en los textos del templario para desarrollar sus famosas centurias.

PROTOCOLO SECRETO

Los escritos proféticos de Juan de Jerusalén fueron realizados a principios del año 1110. Durante más de ochocientos años el manuscrito fue salvaguardado a través de distintos círculos herméticos; donde era conocido como "Protocolo Secreto"

En el año 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, el manuscrito fue localizado en una sinagoga de la ciudad polaca de Varsovia por miembros de la SS nazi. Con la entrada de las fuerzas soviéticas a la ciudad de Berlín, al parecer, el manuscrito fue hallado en el búnker de Hitler; e inmediatamente puesto a buen recaudo.

Años más tarde fueron localizados por el profesor Galvieski en los archivos secretos de la KGB quién, en el año 1994 los publica a través de una editorial francesa. Las investigaciones del profesor, le han llevado a la conclusión de la existencia de siete ejemplares del manuscrito. Tres le fueron entregados a Bernardo de Claraval a través del Gran Maestre de los templarios. De los cuatro restantes, hipotéticamente, uno estaría en los archivos secretos vaticanos; otro en la abadía de Vézelay, de donde desapareció durante el proceso contra los templarios; otro en poder de Nostradamus y, finalmente, cabe la posibilidad de que actualmente exista uno en alguno de los veinte monasterios ortodoxos que circundan el Monte Athos, en Grecia.

ESCRITOS PROFÉTICOS

En un manuscrito del siglo XV hallado en el monasterio de la Trinidad y San Sergio, en Zagorsk: setenta kilómetros al norte de Moscú, se define a Juan de Jerusalén como: "Prudente entre los prudentes, santo entre los santos, alguien que sabía leer y escuchar el cielo".

Juan de Jerusalén nos legó sus claves proféticas, sin duda, sobre los acontecimientos que tendrían lugar a finales del segundo milenio y durante el transcurso del tercero... Todas las profecías comienzan con la misma frase: "Cuando empiece el año mil que sigue al año mil..."

Estas son algunas de ellas que, como se puede comprobar, resultan fáciles de interpretar.

Cuando empiece el año 1000 que sigue al año 1000...
"El hambre oprime el vientre de tantos hombres y el frío aterirá tantas manos, que estos querrán ver otro mundo. Y vendrán mercaderes de ilusiones que ofrecerán el veneno...
Pero este destruirá los cuerpos y pudrirá las almas; y aquellos que hayan mezclado el veneno con su sangre serán como bestias salvajes caídas en una trampa, y matarán, y violarán, y despojarán, y robarán; y la vida será un Apocalipsis cotidiano".

Cuando empiece el año 1000 que sigue al año 1000...
"Los hombres ya no confiarán en la ley de Dios, sino que querrán guiar su vida como a una montura; querrán elegir a los hijos en el vientre de sus mujeres y matarán a aquellos que no deseen. Pero ¿qué será de estos hombres que se creen Dios?"

Cuando empiece el año 1000 que sigue al año 1000...
"El hombre habrá cambiado la faz de la Tierra; se proclamará el señor y soberano de los bosques y las manadas. Habrá surcado el Sol y el cielo y trazado caminos en los ríos y los mares. Pero la Tierra estará desnuda y será estéril. El aire quemará y el agua será fétida. La vida se marchitará porque el hombre agotará las riquezas del mundo".

Cuando empiece el año 1000 que sigue al año 1000...
"La sangre se hará impura; el mal se extenderá de lecho en lecho, el cuerpo acogerá todas las podredumbres de la Tierra, los rostros serán consumidos, los miembros descarnados... el amor será una peligrosa amenaza para aquellos que se conozcan solo por la carne..."

Cuando empiece el año 1000 que sigue al año 1000...
"Las enfermedades del agua, del cielo y de la Tierra atacarán al hombre y le amenazarán; querrá hacer renacer lo que ha destruido y proteger su entorno; tendrá miedo de los días futuros. Pero será demasiado tarde; el desierto devorará la Tierra y el agua será cada vez más profunda, y en algunos días se desbordará, llevándose todo por delante como en un diluvio, y el día siguiente la tierra carecerá de ella y el aire consumirá los cuerpos de los más débiles".

Cuando empiece al año 1000 que sigue al año 1000...
"Todos sabrán lo que ocurre en todos los lugares de la Tierra; se verá al niño cuyos huesos están marcados en la piel y al que tiene los ojos cubiertos de moscas y al que se da caza como las ratas. Pero el hombre que lo vea volverá la cabeza, pues no se preocupará sino de si mismo; dará un puñado de granos como limosna, mientras él dormirá sobre sacos llenos. Y lo que dé con una mano lo recogerá con la otra".

LA ABADÍA DE VÉZELAY

La población de Vézelay está enclavada en la región de la Borgoña; a doscientos veintiún kilómetros de París. Esta pequeña ciudad que, según el censo del año 1999, contaba con cuatrocientos noventa y dos habitantes, debe su origen a una abadía Benedictina donde, al parecer, se conservan los restos de María Magdalena. En dicha abadía, en el año 1096, Godofredo de Bouillón dio comienzo a la Primera Cruzada. Cincuenta años más tarde (1146), desde el mismo lugar, Bernardo de Claraval, anuncia el comienzo de la Segunda Cruzada.

En 1840, los trabajos de restauración de la abadía son efectuados por Viollet-le-Duc; amigo y confidente del alquimista que maniobró bajo el seudónimo de Fulcanelli. También, como hecho curioso a destacar, Vézelay es el primer lugar de Francia donde se instauró el culto a María Magdalena.